Hace bastante tiempo que no escribo y
espero que salga bien. Pero tengo la necesidad de hacerlo ahora, no sólo para “despuntar
el vicio” sino también para ejercer mi “derecho a voz”, casi como si fuera una
militancia cibernética, igual de válida que esa que ejercí en la calle durante
un considerable tiempo.
Se darán cuenta que hoy no es la ficción el motor de mis
líneas, para nada. De hecho, me exaspera pensar en esa palabra ante este
contexto.
Son las 2:31, mientras escribo estas líneas y se convoca
para mañana a las 17 una marcha para decir #NiUnaMenos.
Me vienen a la cabeza un montón de imágenes y pensamientos
para plasmar en palabras que me están complicando la tarea, pero empezaré por
el principio, si es que tiene alguno.
Primero, quiero reflexionar sobre esta marcha, porque me
pone completamente contento, feliz o como quieran llamarlo, que se haga, porque
significa que el camino de la mujer está siendo marcado por ellas por primera
vez, a pesar de todas las heroínas de la historia. Hay una voz que se está
empezando a escuchar y no es masculina, y eso me pone feliz porque marca que
estamos evolucionando como sociedad, o no.
A partir de ahí tenemos la otra cara de la marcha. Si en la
historia argentina tuvimos una gran Juana Azurduy, una Eva Perón, una Tita
Merello, y la historia universal nos ha mostrado a Sor Juana Inés de la Cruz,
que luchó contra los hombres, contra la locura de los hombres, como todas las
nombradas y más, ¿por qué tenemos la necesidad de hacer una marcha mañana que
se va a manifestar en varios puntos del mundo? Y ahí me invade la tristeza,
porque siento que a pesar de todo lo que hemos evolucionado, y a pesar de todas
las luchas que se han dado por la igualdad de género, que es lo que vamos a ir
a pedir mañana, todavía falta más. ¿Qué más falta? ¿Qué más tiene que pedir una
mujer para que la respeten como tal? Creo que podemos pensarlo en términos culturales
y mi indignación seguiría. Acaso, ¿no se les ha enseñado a los varones como yo
que una mujer no es un mero objeto?, ¿o es que yo nací en otra época y sin
embargo muchos tenemos la misma edad?.
¿No se les ha enseñado a esos varones que una mujer en la
calle no es un perro callejero al cual se le puede silbar y llevárselo a casa
si uno quiere? ¿No se les ha enseñado que ninguna mujer les pidió su opinión sobre
cómo se ve en ese momento ni les preguntó sus fantasías sexuales hacia ella?
Parece que no, porque todavía veo a esos “machos cabríos” lanzándole sus más
íntimos deseos con las palabras más impensadas, y clavándole una mirada
acosadora a las partes más nobles de la mujer, como si fuera una pieza de
museo.
A mí me dan asco esos tipos que todavía hoy hablan de “feminazi”,
cuando más de una vez se la rebajó a la mujer a los actos más grotescos y
salvajes en toda la historia, y ahora que tiene voz se la condena.
A mi me dan asco esos tipos que te dicen que la igualdad de
género no existe y las mujeres deben estar lavando sus mugres.
A mí me dan asco esos tipos que retan a sus hijos varones y
les dicen “dejá de llorar como una nena, parecés un maricón.” No sólo porque
les fomenta la homofobia, sino porque también crea bestias que pueden terminar
generando un caso de violencia de género.
A mí me dan asco esos tipos que apenas nace el varón los
hacen socios de un club de fútbol, le encajan el carnet, la pelota, un auto,
pero no un arma porque “¡Oh, eso es malo!, sólo para que salga el macho más
macho de toda la ciudad, porque sería una deshonra tener un hijo puto.
Por mi parte, a ese padre le diría que lo deje elegir y que
lo deje ser libre en cuanto a todo lo que le gusta. Si quiere hacer de él una
buena persona, que le regale libros, consejos y la máxima de que a la mujer no
se le pega, no se la insulta, no se la rebaja, porque esa mujer puede ser su
madre, su hermana, su tía, su abuela, etc.
Varón, macho, flaco, capo, campeón, maestro, mostro, a vos
te digo que capaz estás leyendo estas líneas, a vos que sos todos estos adjetivos,
que pienses bien mañana, ahora, siempre, cuál es tu forma de actuar ante ellas.
Pensá que si tenés una compañera de trabajo, la remó el doble que vos para
estar ahí, porque antes hubo toda una historia y toda una lucha de conciencia
sobre igualdad de género para que llegue ahí, y que la lucha estuvo porque del
otro lado estaba la resistencia de los hombres a que la mujer avanzara. Pensá
que recién a mediados del siglo XX empezó a votar la mujer en Argentina y que
su inserción en el mercado laboral y en la política sigue estando plagada de
malas experiencias, porque muchos abusan de la necesidad económica de ellas.
Sólo pensá qué pasaría si en un futuro tu hija va a una
entrevista laboral y sufre acoso. O si tu hermana, tu hija, tu madre, tu esposa
tienen que escuchar las mismas cosas que vos le gritas a una mujer en la calle,
pero por parte de otro hombre por el solo hecho de que está usando pollera ¿Te
molestaría? Imaginate a ellas.
Antes de terminar quiero que te pongas un segundo en su
lugar, y me digas qué sentirías si vas por la calle y las mujeres te dicen
piropos subidos de tono, te tocan la cola, te cierran el paso, te tocan bocina,
etc. ¿Te gustaría? No lo creo.
Por último recordá que si usa pollera no es para que la
violes, si te mira no te está incitando a nada; si usa escote no es porque
quieres que le mires nada. Nada de lo que ella usa es para vos, porque vos no
sos el centro del mundo y si quiere decirte algo, te lo va a decir.
Yo sé que es una lucha larga, que falta mucho y que hasta
que las cosas terminen de cambiar, van a seguir muriendo mujeres porque este
flagelo no se termina de buenas a primeras, lamentablemente, pero tampoco este
miércoles me voy a olvidar de todas ellas que murieron a manos de bestias hijas
de puta que se creyeron dioses por un rato y eran simples ratas, como muchas
que todavía andan sueltas.
Por eso, exijo la utilización de la figura de “Femicidio” en
todos los caso que sea necesario, la ley de emergencia nacional por violencia
de género, el aumento presupuestario para la ley que resguarda a la mujer
víctimas de violencia, y la ley de aborto seguro, legal y gratuito entre otras
reivindicaciones.
·
Si nos tocan a una, nos tocan a todas
·
Ni una menos.