sábado, 12 de noviembre de 2011

Pensamientos en la facultad

El siguiente texto fue escrito detrás de un folleto de un taller de teatro a la gorra, en el aula 108 de la Facultad de Filosofía y Letras, durante la clase de la profesora Isabel Quintana, el martes 5 de noviembre del año 2011, alrededor de las 20hs. Delante mío estaba Sole (la primer lectora del artículo que estaba aburrida) y Agus (que parecía escuchar la clase); a mi lado, Maty (mi único par masculino del grupo) y detrás, Ailu(la gran Ailu). Pippin se había retirado.

Estoy en una clase en la facultad y empiezo a escribir porque estoy aburrido y la literatura es mi único escape hasta que sean las 21hs.
Ustedes se preguntarán por qué no me voy. Es que no puedo dejar las cosas sin hacer aunque estas me causen displacer. Es irónico porque la conferencista de San Isidro acaba de mencionar a Freud con los principios de realidad y placer. Esos son los 2 puntos que ahora me circundan. Escribo para escaparle a esta realidad porque este contexto me causa displacer. En el reverso de este folleto pareciera que estuviera plasmando mi sesión de psicoanálisis que nunca tuve y que por ahora seguirá así. Siguiendo en el aula, estoy rodeado de algunos pares a los que me gustaría investigar en sus pensamientos, en estos mismos momentos en que yo escribo. Tal vez muchos estén siguiendo la clase y otros estén en la misma situación de aburrimiento.
Hace unos días hemos estado hablando sobre qué es realmente literatura y es lo mismo que me pregunto ahora. No sé si lo será, pero para mí y para los que lo saben, son mis pensamientos, y los libros están basados en ellos, pues de dónde sale la literatura sino. Borges, Cortázar y Saramago tuvieron que pensar y buscar en su intertextualidad para poder escribir sus obras. Por supuesto que no me considero un gran escritor pero en algún punto, todos somos seres humanos. Si algún día publico un libro, me sentiré pleno; aunque espero como cualquier escritor, bueno o malo, que alguien lo lea porque este proceso comunicativo necesita de un receptor para poder ser.
¡Sueños!La vida me llevará por los caminos que me tiene preparados.
Mi espacio se acaba, aunque mis pensamientos puedan fluir, pero por lo pronto, debo volver a la realidad.

A partir de este momento, esto queda guardado en el sector de los más valiosos recuerdos. Archívese.

viernes, 20 de mayo de 2011

El Andamio

A pocas cuadras de Plaza de Mayo podemos ver aún hoy, un andamio que fue puesto para arreglar el colegio que esta debajo de él. Ocurrió muchos años atrás y se hizo como parte de una promesa electoral de quien entonces era llamado "el Intendente porteño", que incluía a todos los colegios de la ciudad.
A pocos días de puesto el andamio, la fatalidad ocurrió. El obrero Omar Sánchez, quien había venido desde un pueblito muy austero en la provincia de Jujuy para probar suerte en la gran ciudad cayó desde más de 50mts., de espalda y haciendo rebotar su cráneo contra el piso. El sonido del impacto fue suficiente como para que cualquiera que pasara por allí lo escuchara claramente.
La viuda y sus hijos vinieron al instante que les llegó la noticia, y lo que pasó después es sabido. Millones de trámites burocráticos para esto y aquello, el dinero de días enteros de trabajo gastados en transporte, las decenas de veces que tuvo que reconocer, dolorosamente en la morgue, al cadáver de su marido y que siempre fue a partir de una cicatriz en su brazo izquierdo, fruto de un accidente que sufrió de chico jugando con su primo, quien ahora era el padrino de su hijo mayor. Fueron semanas enteras interminables para la viuda quien todavía con el llanto y el dolor tenía que cumplir con la burocracia.
Mientras ella realizaba algunos de los trámites en un juzgado, un hombre joven y de aspecto angelical se le acercó por la espalda y le dijo, presentándole su tarjeta, que era abogado especializado en esos temas y que si ella quería les podría iniciar juicio a la empresa de andamios y al Estado asegurándole que ganaría la batalla. Luego de eso se retiró.
Finalmente, Omar fue enterrado en el Cementerio de la Chacarita por decisión de su mujer que ya estaba, casi por completo, instalada en la Capital. En el andamio se colocaron flores y velas, y cada tanto se podía ver alguna mujer arrodillada pidiéndole que le diera trabajo a su hijo porque entretanto a Sánchez ya se le estaban atribuyendo algunos milagritos.
Así fue como comenzó la leyenda en la ciudad. Cada tanto, en el horario en que la gente empieza a irse a su casa y la calle se ve solitaria, se puede ver un hombre parado recostado contra la pared y la cabeza gacha como apenado y más de noche se pueden escuchar los gritos de un hombre cayendo y los ruidos de los caños del andamio que son golpeados.
Con estas cosas se fue agrandando la historia y se empezaron a decir muchas cosas, pero lo cierto es que la mujer siguió las recomendaciones del abogado y tuvo un buen rédito económico, con lo que mandó hacer un altar y un panteón en el cementerio para su marido y allí la gente podía ir a pedirle lo que quisiera, pero algunos todavía iban al andamio porque decían que el contacto con la estructura hacía milagros en ellos.
Muchos años después, la mujer supo que su marido tenía un trabajo de brujería debido a la envidia que excompañeros del pueblo le tenían y que el abogado que la ayudó a instalarse en la ciudad era un "Ser Celestial", de los cuales hay pocos y aparecen en los peores momentos de una persona con el fin de ayudarla.
La viuda nunca quizo volver al andamio porque sentía que en ella se le abría el corazón y se le cortaba la respiración, aunque ya había escuchado la leyenda. Y si hoy, cualquiera de nosotros quiere ir por ahi, puede cerciorarse de que todavía estan las marcas de las manos grabadas en los caños, producto de la pelea contra la muerte segura; aunque ya nadie quiere ir por ahi tan tarde, para no escuchar sus gritos ni ver su alma parada al lado del andamio.

martes, 3 de mayo de 2011

Cristian U, GANADOR DE GH2011

Hay varias cosas sobre las que hablar de actualidad, pero el siguiente tema lo he querido entablar desde hace varias semanas. Tema de hoy: Cristian U.
Antes de empezar a hablar quiero hacer la aclaración de que la "U" dejó, hace rato, de llevar el punto de abreviación en el caso de que se refiera al sujeto de sexo masculino, ícono del pelo engominado y ganador de Gran Hermano 2011.
Ahora, sí. Cristian U dejó hace mucho tiempo de ser de Gran Hermano, para empezar a tener peso propio, y lo digo justificándome en que si hoy escucháramos la canción de Alejandro Fernández, que Cristian y su concubina Mary eligieron intimamente para que los represente a ellos, ninguno dejaría de asociarlo con él, y lo mismo pasaría si en el Once viéramos esa musculosa a rayas, que ya hoy aparece en los libros de historia.
El fenómeno que él causó, traspasó los límites de la pantalla y cada noche con cada gala fue Cristian U quien se sentó a cenar con nosotros. Su gran carisma hizo que mucha gente hable de él por sobre el juego y Gran Hermano; algunos ni siquiera veían el programa pero alguna vez hablaron de él.
En cuanto a su carácter, Cristian fue mucho más comprendido que los demás al momento de las peleas, y la justificación quizá sea que la gente se sintió mucho más identificada con él. Muchas veces se lo defendía diciendo que era por lo "calentón" que es, otras veces porque lo buscaban y muchas otras, porque era la casa misma que le daba ese carácter.
Sin embargo, poco a poco se fue enroscando y su parte soberbia comenzó a florecer. Por ej.:cuando en una pequeña discusión con Alejandro por el tema de cuales eran los originales y cuáles no, Alejandro le dice:"Bueno, esta bien. Te felicito.", a lo que Cristian le respondió con un "dejá, ya me vas a felicitar". Si mal no recuerdo, Cristian estaba jugando al pool con Martín A. Y, cuando en discusión con Solange le pide a ella a los gritos, que le baje el dedo, señalándola, casi levantándolo.
A pesar de todo, cuando lo veía y veía sus enojos me ponía de su lado comprendiendo su irritabilidad potenciando lo iracundo que es. Si lo criticaba era porque llegaba a un punto de saturación de discutir cualquier cosa que estaba pasando dentro de la casa como, por ejemplo, que hubieran entrado un perro para cada uno, y que la pobre Kimba no estaba apta para ese grupo.
Por último quería decir que lo que pasó con su novia en la final, después de las innumerables disculpas que él pidió y los argumentos que dio, se torna todo más que comprensible y que el ataque que recibió al segundo día de estar en el afuera después de estar encerrado más de cien días es verdaderamente monstruoso e injustificable. No puede ser que se maltrate a una persona de esa manera sabiendo lo perdida y abombada que esta psicológicamente. Es aborrecible cuando se cae en ese tipo de periodismo inquisidor más que investigador.
Ojalá pueda llegar a ser un gran actor, porque se nota en su forma de ser y en su mirada que es una persona humilde y trabajadora.

lunes, 21 de marzo de 2011

Dejarse ir

Hoy vuelvo a escribir después de mucho tiempo aunque no se muy bien el tema. Pero bueno, el proceso de escritura tiene esa magia, que es el ir donde las letras nos lleven. Sería algo asi como el hombre solitario que a la vera del río toma su canoa, se introduce en ella y se echa a andar, sin prisa y con la eternidad por delante. Despacio y con la única compañía de la naturaleza, sin pensar en ningún tipo de civilización. Andar. Es de tarde y el sol cálido lo alumbra. En el medio del río nadie sabe que existe y a él no le interesa que alguien se interese en su existencia. No tiene documentos, domicilio, CUIL, tarjetas de débito, crédito, ni celular, sólo tiene su humanidad y un pantalón miles de veces lavado y vuelto a poner. Ni siquiera él sabe por qué los tiene, porque nunca ha visto a ningún par suyo y por ende no tiene lenguaje, no usa el habla y cualquier desprevenido lo juzgaría por sordo, sin embargo ve y oye todo a la completa perfección a tal punto que es capaz de distinguir el canto de todos los pájaros.
La naturaleza y él pasan las horas en soledad y ahora están solos, él con su canoa y ella como una madre, siempre protegiéndolo. El sol, cálido y en el horizonte es el único testigo de su vida; el hermitaño lo contempla y deja de remar aunque no había sido mucho el esfuerzo hecho hasta ahora. Ya con los remos en la canoa, se recuesta y la deja ir por el río como su pasarela, los tupidos árboles a sus lados y el sol de frente que pasa a ser su único interés y su destino.