domingo, 29 de noviembre de 2015

La coma

-¿Sabías que tengo exceso de comas?
-¿Cómo que tenés "exceso de comas"?
-Sí, las uso en todos lados. A veces se me caen y no me doy cuenta, y eso que las uso, siempre, y no se me acaban nunca, es como, si, fuera todo un continuado, porque, no, no hay puntos, no hay finales, son, como las hormigas, en los jardines, no ves tallos, enteros, porque ahí están, ellas, haciendo de las suyas, en las flores, que resignadas, las cobijan, como quien refugia, a su asesino, porque, las hormigas son eso, asesinas, de las plantas, de los jardines, el odio, de las señoras, de los que aman, la jardineria, más que su propia vida, porque las plantas, son eso, la vida, la que sigue, siempre, a pesar de todo, con nosotros, los inquilinos, dentro de ella, que nos deja, si nos portamos bien, continuar, porque, la vida es eso, un continuado, como los cines de antes, Jorge, vos, que, seguro, te acordás, porque, la supiste vivir, y viste que, todo sigue, y nada, nada, se detiene, ni vos, ni yo, pase lo que pase, la muerte, de tu vieja, de tu viejo, de tus amigos, y, dicen, que seguimos, parece, post mortem hay vida, así que, esto no termina acá, habrá silencios, habrá pausas, porque son necesarias, pero, desde el primer momento, todo, todo es indetenible, esto no para más, como vos, como yo, que somos, y lo sabemos, energía, que se mueve, a mil, que somos, parte del cosmos, parte de lo que hay que hacer, somos funcionales, todos a cada uno, y eso, eso mismo, es la coma, el silencio, el descanso, el tomar aire, poco, pero necesario, para seguir, porque no, no hay tiempo, para perder, ni para ganar, hay que seguir, por eso los puntos son relativos, no existen, son comas encubiertas, con vestidos, que le tapan hasta la cabeza, y no vemos su cuerpo, entonces, la siguiente letra, la ingenua letra, cree, que es un punto, pero el punto, el maligno punto, vendrá al final, cuando no, cuando no haya más aire, ni para vos, ni para mí, ni para nadie, para respirar.

Tu paisaje

Hoy la entrada no será de ficción por mi parte, aunque ganas no me falten, porque hay cosas que necesito analizar antes de volver a exponer mi alma en las letras. Sí, es cierto que la literatura dice mucho de sus autores, será por eso que no soy de investigarlos antes de caer en su garras, o en sus hojas, en sus ríos de tinta.
Pero ¡basta!. Basta ya de prolegómenos innecesarios porque la literatura nos espera. Quiere que la leamos y hagamos de ella una esclava nuestra. Nos pide que hagamos de nuestra sangre, tinta y nos ruega que escribamos con ella, con esa sangre/tinta la página más maravillosa de nuestra historia.
No te lo estoy diciendo, te lo estoy gritando porque son las letras que me pide que te lo diga así. Que tu sangre, que ahora es tinta, escriba lo más lindo y lo más horrible que nos ha dado la existencia. Cualquier cosa. Lo que te pase. No importa qué, alcanza que ocupe alguno de esos extremos.
Movete, y que tu sangre haga de tu vida la mejor de las literaturas.

Elegir mi paisaje

Si pudiera elegir mi paisaje
de cosas memorables, mi paisaje
de otoño desolado,
elegiría, robaría esta calle
que es anterior a mí y a todos.


Ella devuelve mi mirada inservible,
la de hace apenas quince o veinte años
cuando la casa verde envenenaba el cielo.
Por eso es cruel dejarla recién atardecida
con tantos balcones como nidos a solas
y tantos pasos como nunca esperados.


Aquí estarán siempre, aquí, los enemigos,
los espías aleves de la soledad,
las piernas de mujer que arrastran a mis ojos
lejos de la ecuación de dos incógnitas.

Aquí hay pájaros, lluvia, alguna muerte,
hojas secas, bocinas y nombres desolados,
nubes que van creciendo en mi ventana
mientras la humedad trae lamentos y moscas.

Sin embargo existe también el pasado
con sus súbitas rosas y modestos escándalos
con sus duros sonidos de una ansiedad cualquiera
y su insignificante comezón de recuerdos.

Ah si pudiera elegir mi paisaje
elegiría, robaría esta calle,
esta calle recién atardecida
en la que encarnizadamente revivo
y de la que sé con estricta nostalgia
el número y el nombre de sus setenta árboles.

Mario Benedetti

FUENTE: Lee todo en: Elegir mi paisaje - Poemas de Mario Benedetti http://www.poemas-del-alma.com/mario-benedetti-elegir-mi-paisaje.htm#ixzz3swDvQUhl

martes, 29 de septiembre de 2015

Carpe Diem

¿Vamos a festejar? ¡Dale! Acompañame a sentir la gloriosa aventura de sentir. ¿Qué se le puede pedir a la vida sino eso? Nos da la mágica locura total de vivir y revivir, volar, sentir sin deberle nada a cambio.
Quizás el lector se pregunte sobre esos momentos en que no parece estar tan bueno vivir, y es verdad. A veces no es muy divertido vivir porque ninguno de los caminos que recorremos se hacen sin obstáculos. La vida también tiene los suyos porque es un camino que arranca cuando nacemos y tiene una meta que hay que buscarla y encontrarla, porque aunque nos dedicásemos al simple disfrute la vida en si tiene una meta porque el humano viene a la tierra a algo. Siempre hay que hacer algo. Por eso ahora construyamos la felicidad.
La rutina, el stress, los problemas inesperados, todo eso hace que perdamos los momentos que podemos tener para nosotros. Está comprobado que sonreír más y tener más momentos de felicidad nos da una mejor calidad de vida. Además, ¿cuántas veces escuchaste que somos energía? Miles. Es verdad que lo somos, por eso transmitamos buena energía, que el resto de la gente sienta que se puede vivir con toda la rutina y los problemas pero que también podemos ser felices sin ser irresponsables, o parecerlo.
¿Cómo se hace eso? Date gustos. Disfrutá de los buenos momentos que quieras vivir y que vivas. No te amargues con los problemas. Son solo problemas que están ahí y en algún momento van a desaparecer. De hecho, si disfrutamos un poco más de los momentos, si somos más felices, todo eso bueno que se da, va a venir multiplicado. Sí, viene en salud, alegría y más tiempo libre porque hay menos problemas.
Dale que va, que la vida no es eterna, hay que hacer cosas y están esperando lo mejor de vos.
Ahora sí. Vamos a festejar.

jueves, 13 de agosto de 2015

Llamada entrante

-¿Qué hacés acá?
- Si vos me llamaste, no hace falta que te lo explique.
- ¡En ningún momento marqué tu número!
Efectivamente el celular decía que el último número registrado era ese.
-¡¡Pero jamás hablé con vos!!
- A veces, las llamadas no sólo se hacen con teléfonos. Desde que te levantaste que estás pensando en mí.
Cuando estabas cepillándote los dientes te acordaste que nos gustaba hacerlo juntos por el simple hecho de hacer que la mañana no fuera tan trágica haciéndola juntos. Después, cuando tomabas el habitual café negro porque la leche no te gusta, y mordías la tostada, te acordaste de mí porque yo siempre le ponía queso a las tuyas sabiendo que no te gustaba por el hecho de hacerte enojar, y terminaba diciéndote que así me gustabas más.
Cuando almorzaste me trajiste otra vez porque te acordaste de las charlas que teníamos cuando comíamos. Hoy lo hiciste en soledad frente al televisor para dejar de atormentarte, pero no pudiste.
Son las cuatro de la tarde y vine porque atendí tu llamado, porque yo también te extraño, pero que me hayas tenido tan presente en tu vida ha hecho que las horas sean menos eternas y que mis ganas de verte hayan sido más fuertes.
Acá estoy. Podés decir lo que quieras, o nada, y continuemos el día tal como siempre lo hacíamos.

martes, 2 de junio de 2015

#NiUnaMenos


Hace bastante tiempo que no escribo y espero que salga bien. Pero tengo la necesidad de hacerlo ahora, no sólo para “despuntar el vicio” sino también para ejercer mi “derecho a voz”, casi como si fuera una militancia cibernética, igual de válida que esa que ejercí en la calle durante un considerable tiempo.

Se darán cuenta que hoy no es la ficción el motor de mis líneas, para nada. De hecho, me exaspera pensar en esa palabra ante este contexto.

Son las 2:31, mientras escribo estas líneas y se convoca para mañana a las 17 una marcha para decir #NiUnaMenos.

Me vienen a la cabeza un montón de imágenes y pensamientos para plasmar en palabras que me están complicando la tarea, pero empezaré por el principio, si es que tiene alguno.

Primero, quiero reflexionar sobre esta marcha, porque me pone completamente contento, feliz o como quieran llamarlo, que se haga, porque significa que el camino de la mujer está siendo marcado por ellas por primera vez, a pesar de todas las heroínas de la historia. Hay una voz que se está empezando a escuchar y no es masculina, y eso me pone feliz porque marca que estamos evolucionando como sociedad, o no.

A partir de ahí tenemos la otra cara de la marcha. Si en la historia argentina tuvimos una gran Juana Azurduy, una Eva Perón, una Tita Merello, y la historia universal nos ha mostrado a Sor Juana Inés de la Cruz, que luchó contra los hombres, contra la locura de los hombres, como todas las nombradas y más, ¿por qué tenemos la necesidad de hacer una marcha mañana que se va a manifestar en varios puntos del mundo? Y ahí me invade la tristeza, porque siento que a pesar de todo lo que hemos evolucionado, y a pesar de todas las luchas que se han dado por la igualdad de género, que es lo que vamos a ir a pedir mañana, todavía falta más. ¿Qué más falta? ¿Qué más tiene que pedir una mujer para que la respeten como tal? Creo que podemos pensarlo en términos culturales y mi indignación seguiría. Acaso, ¿no se les ha enseñado a los varones como yo que una mujer no es un mero objeto?, ¿o es que yo nací en otra época y sin embargo muchos tenemos la misma edad?.

¿No se les ha enseñado a esos varones que una mujer en la calle no es un perro callejero al cual se le puede silbar y llevárselo a casa si uno quiere? ¿No se les ha enseñado que ninguna mujer les pidió su opinión sobre cómo se ve en ese momento ni les preguntó sus fantasías sexuales hacia ella? Parece que no, porque todavía veo a esos “machos cabríos” lanzándole sus más íntimos deseos con las palabras más impensadas, y clavándole una mirada acosadora a las partes más nobles de la mujer, como si fuera una pieza de museo.

A mí me dan asco esos tipos que todavía hoy hablan de “feminazi”, cuando más de una vez se la rebajó a la mujer a los actos más grotescos y salvajes en toda la historia, y ahora que tiene voz se la condena.

A mi me dan asco esos tipos que te dicen que la igualdad de género no existe y las mujeres deben estar lavando sus mugres.

A mí me dan asco esos tipos que retan a sus hijos varones y les dicen “dejá de llorar como una nena, parecés un maricón.” No sólo porque les fomenta la homofobia, sino porque también crea bestias que pueden terminar generando un caso de violencia de género.

A mí me dan asco esos tipos que apenas nace el varón los hacen socios de un club de fútbol, le encajan el carnet, la pelota, un auto, pero no un arma porque “¡Oh, eso es malo!, sólo para que salga el macho más macho de toda la ciudad, porque sería una deshonra tener un hijo puto.

Por mi parte, a ese padre le diría que lo deje elegir y que lo deje ser libre en cuanto a todo lo que le gusta. Si quiere hacer de él una buena persona, que le regale libros, consejos y la máxima de que a la mujer no se le pega, no se la insulta, no se la rebaja, porque esa mujer puede ser su madre, su hermana, su tía, su abuela, etc.

Varón, macho, flaco, capo, campeón, maestro, mostro, a vos te digo que capaz estás leyendo estas líneas, a vos que sos todos estos adjetivos, que pienses bien mañana, ahora, siempre, cuál es tu forma de actuar ante ellas. Pensá que si tenés una compañera de trabajo, la remó el doble que vos para estar ahí, porque antes hubo toda una historia y toda una lucha de conciencia sobre igualdad de género para que llegue ahí, y que la lucha estuvo porque del otro lado estaba la resistencia de los hombres a que la mujer avanzara. Pensá que recién a mediados del siglo XX empezó a votar la mujer en Argentina y que su inserción en el mercado laboral y en la política sigue estando plagada de malas experiencias, porque muchos abusan de la necesidad económica de ellas.

Sólo pensá qué pasaría si en un futuro tu hija va a una entrevista laboral y sufre acoso. O si tu hermana, tu hija, tu madre, tu esposa tienen que escuchar las mismas cosas que vos le gritas a una mujer en la calle, pero por parte de otro hombre por el solo hecho de que está usando pollera ¿Te molestaría? Imaginate a ellas.

Antes de terminar quiero que te pongas un segundo en su lugar, y me digas qué sentirías si vas por la calle y las mujeres te dicen piropos subidos de tono, te tocan la cola, te cierran el paso, te tocan bocina, etc. ¿Te gustaría? No lo creo.

Por último recordá que si usa pollera no es para que la violes, si te mira no te está incitando a nada; si usa escote no es porque quieres que le mires nada. Nada de lo que ella usa es para vos, porque vos no sos el centro del mundo y si quiere decirte algo, te lo va a decir.

Yo sé que es una lucha larga, que falta mucho y que hasta que las cosas terminen de cambiar, van a seguir muriendo mujeres porque este flagelo no se termina de buenas a primeras, lamentablemente, pero tampoco este miércoles me voy a olvidar de todas ellas que murieron a manos de bestias hijas de puta que se creyeron dioses por un rato y eran simples ratas, como muchas que todavía andan sueltas.

Por eso, exijo la utilización de la figura de “Femicidio” en todos los caso que sea necesario, la ley de emergencia nacional por violencia de género, el aumento presupuestario para la ley que resguarda a la mujer víctimas de violencia, y la ley de aborto seguro, legal y gratuito entre otras reivindicaciones.

·         Si nos tocan a una, nos tocan a todas

·         Ni una menos.